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Si bien intentaba hacer lo posible por olvidarme de Avery, la chica lobo, y de todo lo sucedido, me resultaba bastante complicado dado el hecho de que continuaba visitándome ocasionalmente. Por suerte, en su forma animal, lo cual significaba que no teníamos necesidad de entablar una conversación; era yo quien hablaba y procuraba hacerlo lo mínimo y de temas totalmente insustanciales, como el partido de fútbol que echaron el otro día por TV - mira que no me gusta el fútbol - o de mi insoportable compañero en la oficina, que me hacía trabajar más de la cuenta. Aun así, tenía que plantearme cómo decirla que dejase de visitarme, ya que entonces probablemente me pidiera alguna explicación, y yo no sabría que decir, ¿''porque estás prometida''?. Si bueno, eso no era un motivo válido para ella, porque no es que me visitase con intención de seducirme o algo así, menos en su forma de lobo. En fin, la mejor idea que se me ocurría era pasar el mayor tiempo posible fuera de casa, en el trabajo, o de fiesta, y hoy tenía una gran oportunidad para esto último; quizás incluso intentase pillarme un buen pedo y me divirtiera por primera vez en mucho tiempo. [...] Me había vestido de blanco de cintura para arriba; una sencilla camiseta blanca y una fina chaqueta de lana del mismo color, contando con que en la playa refrescaba bastante por la noche, y por último unos vaqueros - ya que había tenido una mala y humillante experiencia de niño llevando pantalones blancos, y todo por culpa de Ayax, ese se había convertido en mi ''modelito'' de los últimos quince años, más o menos -. Así que iba por mi cuarta o quinta cerveza mientras intentaba dar con Dorian, no nos habíamos visto demasiado últimamente y qué mejor momento para vernos que en una fiesta, poder ir juntos en busca de algo de diversión, como en los viejos tiempos. Sin embargo no había ni rastro de él, por lo que decidí echar un último vistazo por la playa, y si seguía sin encontrarle, acomodarme frente a una de las fogatas para seguir bebiendo. Y fue entonces, cuando estaba a punto de dejarme caer sobre la arena y acomodarme, cuando tuve una especie de visión, o eso me pareció en aquel momento ya que no encontraba otra explicación razonable para ver a mi ex-novia, a la misma que había conocido en EE.UU. por allí en ese momento.
- ¿Andromeda? - pregunté al encontrarme lo suficientemente cerca y esperando a que se girase de nuevo para poder reconocerla. Y sí, era ella, lo cual fue tooooda una sorpresa, es decir... Me había contado que había nacido en Creta, pero yo qué se... Pensándolo bien tenía sentido que hubiera venido de vacaciones. - ¿Cuándo has venido? Podías haberme enviado un e-mail o algo - dije sonriendo levemente - me alegro de verte.

De acuerdo, yo era una de esas personas que ODIABAN las fiestas, y más aún las fiestas tontas como la de esta noche, y si bien era bastante casera y por lo general prefería ocupar mi tiempo encerrada en casa leyendo y comiendo dulces, muy de vez en cuando, y mira que era poco común, también me apetecía salir a divertirme como a todo el mundo. El problema era que la idea de cambiar mi plan de pizza, helado y peli por la fiesta se me había ocurrido demasiado tarde y ahora no tenía con quién ir, así que me resigné a salir yo sola esperando encontrar a alguien conocido a quien acoplarme, o de lo malo malo dar una vuelta, tomar el aire y volver pronto a casa.
Conseguí combinar un modelito decente tomando algo prestado del armario de mi madre, ya que en el mío no abundaba el blanco, y la verdad es que, está mal que yo lo diga, pero el resultado fue bastante sexy... Al menos para tratarse de mí, que rara vez me ponía ese tipo de ropa. Por último me peiné y maquillé algo más de lo normal, porque para una vez que salía quería hacerlo a lo grande. Y listo, no me iba a poner un antifaz principalmente porque no tenía y a estas horas sería difícil encontrar uno, además, así ya estaba bien. Salí de casa y comencé a caminar directa a la plaza, donde supuse que estaría el mejor ambiente - playa a parte -, no sin antes pasar por mi tienda favorita para ver a mi chico favorito, aunque sería demasiado esperar que no hubiera cerrado a estas horas, sabía que a veces se quedaba hasta bien tarde por allí... Y no, no era que le acosara ni nada, solo que bueno, casualmente cuando salía a dar una vuelta me gustaba pasear por esa zona y punto. La cuestión es que fue toda una sorpresa encontrarme a Adrian cerrando la librería, habría esperado que estuviera dentro o que no estuviera, pero encontrármelo allí fuera era... No sé, nunca había tenido una conversación con él fuera de las paredes de la librería, así que quizás debería saludarle y continuar mi camino hacia la plaza como si nada.
- Disculpe, no la vi.
Dijo tras chocarnos, fruto de su despiste al girarse y de la repentina vergüenza que me invadió e hizo que bajara la vista cuando pasaba por su lado de modo que no vi como se giraba en mi dirección. Diablos Cam, céntrate, si tú ni si quiera conoces la palabra vergüenza. Suspiré algo frustrada.
- Ya me doy cuenta - respondí con cierto sarcasmo, no con ello intentando sonar borde ni mucho menos, al contrario, divertida porque en un primer momento él parecía no haberme reconocido. Y eso que ni si quiera llevaba ningún tipo de máscara o antifaz. - Y bien, ¿tan irreconocible estoy o es que fuera de tu horario de trabajo tratas a tus clientes VIP de usted? - Bromeé alzando la vista para mirarle fijamente y que se diera cuenta de quién era, porque no quería ni plantearme el que no me recordara. Es decir, la última vez que había pasado por la librería fue hará tres días, y me gasté un buen dineral en libros, como para no acordarse de mí. Pero a pesar de que parecía haberle costado, finalmente me reconoció, gracias a Dios, así que pensé en decir algo más, ya dando por perdido mi plan de saludar y seguir andando. - Y bien, ¿ibas hacia la fiesta? Porque si no me equivoco es justo en la otra dirección. - Dije señalando con ambas manos a la calle que continuaba a sus espaldas.

* Pequeño cambio de imagen ^^