LUCA KOKALIS
→ CASA KOURIS
Vago - 22 años
Con: Arya Stavros - In: Siglo VI / Mar Mediterraneo, Islote
_______________________________________________
BSO: Don't play games it'll be dangerous if you fuck me over Cuz if I get burnt, I'ma show ya what it's like to hurt
|
- Ya tenía suficiente de esta maldita guerra entre Dios, es que me tenía ¡hasta los huevos!... parecían no poder convivir en paz, todos querían demasiado poder y bueno a mi me importaba… UNA MIERDA… menos que eso, no me importaba absolutamente nada y es por eso que me cabreaba que mi mamá insistiera tanto en que me pusiera a entrenar con los “poderes” que se me habían sido otorgados, yo no quería hacerlo, simplemente por que no me importaba si los dioses se peleaban o se follaban entre ellos. Obviamente yo estaba enfuruñado y bastante enfadado por la presión que estaban ejerciendo sobre mí. Solo me quedaba ahogarme, si… tirarme de cabeza al mar, hace bastante que había pasado de liberar tensiones nadando y es por eso que pensaba que ya lo había olvidado, lo de nadar claro. Me quité la ropa y la eché en una bolsa plástica la cual amarré con miles de nudos, me la prendí en al borde de la ropa interior y simplemente me lancé a nadar. Nadar hasta que mis pulmones se deshicieran en busca de oxígeno y descanso. Enterré la cabeza debajo del agua y me dejé ir. Nadé hasta que me quedé sin aire y luego simplemente me puse de espalda para flotar. Abrí los ojos y los posicioné fijos en el cielo. Nunca antes me había fijado en que las nubes se movían tan notoriamente, bueno… eso sucede cuando simplemente vives de prisa. Necesitaba poner un stop a toda la revuelta y estaba comenzando a comprender que no sacaba nada comportándome como el chico rebelde de la casa Kouris, bien podía intentar manejar mejor mis poderes delante de mamá y no desentenderme para que se sintiera realizara y así dejara de joderme de una maldita vez. Aunque claro ella no sabía que yo manejaba todo lo que se refiere a mi poder a las mil maravillas, me avergonzaba pero si había tomado un par de chicas como práctica, detectaba sus temores y los volvía contra ellas, tu no puedes llegar a comprender cuan satisfactorio en contrariar de tal forma a una persona para que pierda la cabeza, yo había disfrutado con ello, aún recordaba las macabras pesadillas que les había dado luego de sucumbir en el error de toparse conmigo.
Yo me volteé y continué nadando sin descanso hasta que vi un pequeño islote. Conseguí llegar a él y me quedé recostado en la arena secándome al sol, cuando ya estuve un poco menos húmedo me levanté del suelo para ponerme el pantalón escondiéndome detrás de un par de rocas pequeñas, podía ser que pasara un barco o algo por el estilo y no me atraía para nada la idea de que me vieran desnudo. Cuando me devolvía para recostarme un rato mas en la arena divisé una chica en el lugar en el que había estado hace un momento. Ella tenía la mitad de su cuerpo y si no es por que mueve algo parecido a una… ¿COLA? ¿¡Era una cola de pescado!? ¡Demonios si!… era una gran cola de sirena que acababa de moverse detrás de ella. Ella era una sirena, nada más que una sirena allí. Solté la respiración sonoramente y ella se percató de mi presencia Ella se enderezó con rapidez y pude ver como todo su cuerpo se tensaba, pasé por alto el echo de que era una de las mujeres mas hermosas que había visto, por que claro, ella no era una mujer, era mas bien, mitad mujer, mitad pez.
Ella sonrió y yo quedé atontado por una milésima de segundo, bien algo no iba bien por que por un lado mi cabeza gritaba que esto estaba condenadamente mal y bueno todo lo demás que respecta a mi quería ir al infierno con ella o a donde quiera que ella quisiera llevarme. Fruncí el ceño y simplemente continué mirándola. -Ven...- Susurró y al instante mis pies quisieron ir con ella, pero me retuve, su voz provocó un preocupante escalofrío rodar por mi columna vertebral. -Acercate...- Estiró su brazo y juro por todos los Dioses que me costó los huevos no estirarme para agarrarla. Recordé fugazmente las palabras que mi mamá había pronunciado una vez. Ella estaba preocupada por que yo tenía una cierta fijación por el agua, es mas yo siempre me escapaba para ir a nadar y eso iba contra mi naturaleza según ella. Yo no le hacía caso hasta que me comentó que los hijos de Poseidón vivían allí, y que las mujeres de ese lugar tenían ciertos poderes sobre los que trataban con ellas, sus palabras fueron… son unas perras que se llevan tu alma y te ahogan de puro gusto, mantente lejos de ese lugar. Y yo me mantuve lejos, lejos hasta ahora. Sonreí y me concentré en su cola más que en esos espectaculares ojos azules.
- Eres buena… bastante buena, ¿como lo haces? ¿Cómo logras que quiera lanzarme de cabeza al mar si tú me lo pides? ¿Algún tipo de poder mental… o es simplemente por que eres demasiado hermosa y bueno atontas a los hombres lo bastante como para que quieran ir al infierno por ti?
Le pregunté sin tapujos, yo no me iba a preocupar de tapar el echo de que ella era una sirena y yo un hijo de Eris. Además entendía sus intenciones tan claramente, su propósito era que yo me ahogara por el mero hecho de saber que era una mujer con cola de pez.
- Muy buena, pero no voy a caer, no me importa si eres hija de Poseidón… no pienso atacarte y tu no intentarás herirme si sabes lo que te conviene. Le dije sonriendo lentamente y tomando mi camisa para ponérmela, de repente me percaté de que ella estaba semidesnuda y yo andaba por las mismas, una vez que terminé de cubrirme devolví la mirada hacia ella.
Índice
