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Sinceramente no estaba muy segura de lo que estaba pasando en Creta, con tantos sucesos extraños, podía significar que algún vástago estaba haciendo de las suyas o que los dioses estaban comenzando a rendir cuentas y repartir castigos, en fin, luego del problema de la niebla, sentí que no podía seguir desperdiciando el tiempo ni seguir confundiendo emociones, si Hektor me gustaba como me gustaba, tenía que hacer algo al respecto, fácil decirlo pero difícil hacerlo.

En fin, mi trabajo en el museo de arte se estaba volviendo muy monótono y rutinario, incluso estaba dejando de lado todos los asuntos que tenía en el resto de Europa, por lo que pospuse el acercarme más a Hektor por un tiempo, y me fui a Paris y a Milán junto a mi compañía de danza para unas cuantas presentaciones, y por ahí mismo aproveché sacarme unos euros extras caminando algunas pasarelas, todo en poco más de un mes. Luego de eso, regresé a Creta para la boda Silias-Lazar, que aunque no mantenía mayor relación con la pareja, me daba una excusa para regresar y buscar a Hektor, sin saber muy bien qué decirle aún.

Había llegado ayer en la noche a la casa Afrodykis, no había tenido ni tiempo de anunciarle a nadie mi llegada, ni siquiera a Alexei, así que me estaba presentando casi que de sorpresa en la boda.

La ceremonia estaba a punto de empezar, todos comenzaba a ubicarse en los puestos, y yo logré divisar a Hektor sentándose no muy lejos de donde estaba, tomé un profundo respiro y me acerqué hasta él, - Te molesta si me siento a tu lado? - dije dulce con una sonrisa mientras me sentaba en la silla junto a él, pero antes de poder decirle nada, la marcha nupcial comenzó a sonar y seguido de eso un estruendo proveniente de debajo de la tierra, una temblor se desataba y comenzaba a arrastrarnos a través del suelo llevándonos a una especie de caverna oscura y húmeda que poco después entendimos que era un laberinto, - Esto no puede estar pasando... - susurré cansada de todo lo que había estado pasando últimamente, si los dioses querían mandarnos algún tipo de mensaje, por qué no podían ser más directos y dejar todas las cosas en claro? Solté un suspiro, tal vez debería tomar mi propio consejo y aplicarlo... - Hektor? Crees que vayamos a morir aquí abajo? O que si quiera exista una salida? - dije buscando sus ojos en la oscuridad algo rendida, no sé si esta era mi excusa para atreverme a hablar sobre lo que pasó con la niebla, ni siquiera sabía si él había visto lo mismo que yo, o si le hubiera parecido real, pero definitivamente la desesperación por tenerlo de vuelta en esos recuerdos había sido reales para mí.

- Porque no quisiera morir con tantas cosas pendientes, en especial... queriendo decirte algo que... ni siquiera sé si fue real o alguna treta de mi imaginación, me refiero a lo que pasó en la niebla hace un mes... - y retiré mi mirada de sus ojos para quedarme en silencio por un momento, y prestaba atención a los sonidos espeluznantes que se escuchaban a lo lejos por doquier, y volví a mirarle, esperando una respuesta rápida, aclarar todo y luego tratar de seguir con vida por el mayor tiempo posible en este lugar.